Es conveniente, tomar en cuenta las interpretaciones psicodinámicas y conductuales que pueden ser de utilidad para el tratamiento del paciente con trastorno de tics. La asociación de los tics, la hiperactividad, el déficit de atención y las compulsiones generan una serie de alteraciones conductuales que tienen su manifestación fundamental en conflictos familiares, y en otras esferas en donde se desenvuelven, por lo que es necesario promover las habilidades sociales pues, de manera muy frecuente, la agresividad del niño es muy evidente, tanto verbal como física, así como labilidad emocional.
La terapia cognitivo conductual, ofrece buenos resultados para el tratamiento de los tics, sin embargo, cuando el paciente presenta crisis muy intensas se requiere de hospitalización. Los psicólogos pueden brindar al paciente recursos y estrategias para el manejo del estrés y la ansiedad, promover la autobservación, técnicas de control de la respiración, en muchos casos requieren del apoyo de los psicofármacos; por el carácter disruptivo de los tics, es importante enseñar al individuo a desarrollar habilidades sociales.
Las personas que tienen algún trastorno de tics frecuentemente son estigmatizadas, lo cual puede derivarse en distimia y otros trastornos del estado de ánimo, por los problemas en la adaptación en las interacciones sociales. Es necesario sensibilizar a la población para dar a conocer este tipo de padecimientos, para que haya menos mitos generados por el desconocimiento de la naturaleza de los tics y recordar que las diferencias entre nosotros son lo que nos hace únicos.
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